Arturo Cruz Bárcenas LA JORNADA
La Ley de Filmaciones del Distrito Federal exime a estudiantes de cine del pago por filmar en espacios capitalinos, pero no a empresas privadas. “Ahora toca a las autoridades velar por la efectiva aplicación de esta nueva regulación y de la Ley de Fomento al Cine Mexicano, aprobadas por consenso en la Asamblea Legislativa (ALDF) el jueves 11 de diciembre”, expresó en entrevista Tomás Pliego Calvo, diputado de la cuarta Legislatura de dicho órgano.
“Y ¿las filmaciones de tipo comercial, televisivo, internacional”, fue lo que se preguntaron los que elaboraron esta ley. Tomás Pliego dijo: “Hubo una polémica fuerte e inclusive fue motivo de un diálogo constante con Carlos Payán, Epigmenio Ibarra y muchos más. Ahí llegamos a la conclusión de que había que separar las cosas y decidimos que había que crear la Ley de Fomento al Cine Mexicano del Distrito Federal y la Ley de Filmaciones. La primera implica gratuidad total para las producciones mexicanas o coproducciones con un porcentaje de 50 por ciento mexicano, ventanilla única en la Secretaría de Cultura. En lo comercial no hay exención de pago. ¡Ellos sí van a tener que pagar! No así el cine o documental mexicano”.
Pliego Calvo explicó como surgieron estas leyes: “Trabajamos el borrador en los primeros meses de 2007 y planteé al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, mi propuesta. Instruyó a la secretaria de Cultura, Elena Cepeda, para que se pusiera en contacto conmigo para este efecto. También comenzamos a hablar con la consejera jurídica, Leticia Bonifaz, quien ha desempeñado un papel importante en el proceso. Busqué inmediatamente a Laura Imperial y a Mónica Lozano; por medio de ellas se estableció de inmediato contacto con la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), con Víctor Hugo Rascón Banda, quien tuvo un papel fundamental en esto, e instalamos una mesa de trabajo. Esto fue en 2007”.
Conciliar intereses, lo más difícil.
Continuó: “La Ley de Fomento al Cine estaba prácticamente terminada y la presentamos. La iniciativa pasó a la Comisión de Cultura, que preside el diputado Mauricio Toledo, con quien decidimos instalar la mesa de la Ley de Filmaciones. A finales de 2007 apareció de manera activa Lorenza Manrique, que es entusiasta, joven. Terminó el año y seguimos; la Ley de Fomento nació de manera natural, pero la de Filmaciones, a punto de una cesárea. Lo más difícil fue conciliar los intereses de la ciudad y la ciudadanía con los de las productoras. Es necesario aclarar que en la redacción de estas leyes no participó la Secretaría de Cultura del GDF, que se sumó a los trabajos a principios de 2008”.
Añadió que por el trabajo de su padre, Julio Pliego, documentalista que obtuvo un Premio Nacional de Periodismo y un Ariel, éste en 2004, siempre estuvo ligado al cine: “En Cuba, un tiempo estuve en la Escuela Internacional de Cine y trabajé en la televisión. Eso y la muerte de mi padre, en febrero de 2007, me llevaron a planear con los compañeros de mi equipo una ley de fomento al cine y al documental en el DF”.
Y reiteró: “Si bien es cierto que las producciones en la vía pública se prestan a actos de corrupción de la policía, también por parte de algunas productoras puede darse el abuso: ocupan banquetas, tienen policía privada, filman a las tres de la mañana y despiertan al vecindario completo. Como pagan, generan conflictos entre los vecinos porque unos autorizan y otros no, como es el caso del Edificio Condesa, donde viven muchas personalidades del mundo artístico y cultural, y ahí ha habido conflictos. Había que buscar un equilibrio. ¿Cómo no le vamos a cobrar a un comercial de CocaCola o de Bacardí? ¡Sí les vamos a cobrar! No vamos a eximir del pago a ninguna de esas productoras. Tal fue la postura del gobierno, de Mauricio Toledo y mía.”
La Ley de Filmaciones del Distrito Federal exime a estudiantes de cine del pago por filmar en espacios capitalinos, pero no a empresas privadas. “Ahora toca a las autoridades velar por la efectiva aplicación de esta nueva regulación y de la Ley de Fomento al Cine Mexicano, aprobadas por consenso en la Asamblea Legislativa (ALDF) el jueves 11 de diciembre”, expresó en entrevista Tomás Pliego Calvo, diputado de la cuarta Legislatura de dicho órgano.
“Y ¿las filmaciones de tipo comercial, televisivo, internacional”, fue lo que se preguntaron los que elaboraron esta ley. Tomás Pliego dijo: “Hubo una polémica fuerte e inclusive fue motivo de un diálogo constante con Carlos Payán, Epigmenio Ibarra y muchos más. Ahí llegamos a la conclusión de que había que separar las cosas y decidimos que había que crear la Ley de Fomento al Cine Mexicano del Distrito Federal y la Ley de Filmaciones. La primera implica gratuidad total para las producciones mexicanas o coproducciones con un porcentaje de 50 por ciento mexicano, ventanilla única en la Secretaría de Cultura. En lo comercial no hay exención de pago. ¡Ellos sí van a tener que pagar! No así el cine o documental mexicano”.
Pliego Calvo explicó como surgieron estas leyes: “Trabajamos el borrador en los primeros meses de 2007 y planteé al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, mi propuesta. Instruyó a la secretaria de Cultura, Elena Cepeda, para que se pusiera en contacto conmigo para este efecto. También comenzamos a hablar con la consejera jurídica, Leticia Bonifaz, quien ha desempeñado un papel importante en el proceso. Busqué inmediatamente a Laura Imperial y a Mónica Lozano; por medio de ellas se estableció de inmediato contacto con la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), con Víctor Hugo Rascón Banda, quien tuvo un papel fundamental en esto, e instalamos una mesa de trabajo. Esto fue en 2007”.
Conciliar intereses, lo más difícil.
Continuó: “La Ley de Fomento al Cine estaba prácticamente terminada y la presentamos. La iniciativa pasó a la Comisión de Cultura, que preside el diputado Mauricio Toledo, con quien decidimos instalar la mesa de la Ley de Filmaciones. A finales de 2007 apareció de manera activa Lorenza Manrique, que es entusiasta, joven. Terminó el año y seguimos; la Ley de Fomento nació de manera natural, pero la de Filmaciones, a punto de una cesárea. Lo más difícil fue conciliar los intereses de la ciudad y la ciudadanía con los de las productoras. Es necesario aclarar que en la redacción de estas leyes no participó la Secretaría de Cultura del GDF, que se sumó a los trabajos a principios de 2008”.
Añadió que por el trabajo de su padre, Julio Pliego, documentalista que obtuvo un Premio Nacional de Periodismo y un Ariel, éste en 2004, siempre estuvo ligado al cine: “En Cuba, un tiempo estuve en la Escuela Internacional de Cine y trabajé en la televisión. Eso y la muerte de mi padre, en febrero de 2007, me llevaron a planear con los compañeros de mi equipo una ley de fomento al cine y al documental en el DF”.
Y reiteró: “Si bien es cierto que las producciones en la vía pública se prestan a actos de corrupción de la policía, también por parte de algunas productoras puede darse el abuso: ocupan banquetas, tienen policía privada, filman a las tres de la mañana y despiertan al vecindario completo. Como pagan, generan conflictos entre los vecinos porque unos autorizan y otros no, como es el caso del Edificio Condesa, donde viven muchas personalidades del mundo artístico y cultural, y ahí ha habido conflictos. Había que buscar un equilibrio. ¿Cómo no le vamos a cobrar a un comercial de CocaCola o de Bacardí? ¡Sí les vamos a cobrar! No vamos a eximir del pago a ninguna de esas productoras. Tal fue la postura del gobierno, de Mauricio Toledo y mía.”